En el siglo XVII, la gran peste negra arrasó la población en Inglaterra. En el año de 1665, la plaga llegó a Londres y se extendió a diferentes partes del país. La plaga llegó a Eyam en un cargamento de ropa que iba destinada al párroco del pueblo. Cuando la enfermedad se hizo evidente, los pobladores de Eyam decidieron ponerse en cuarentena para evitar que la enfermedad se propagara hacia el norte. A las afueras de Eyam se puede encontrar una roca en la que los pobladores colocaban monedas para que las personas de poblados vecinos dejaran alimentos. Las monedas se sumergían en vinagre para desinfectarlas.
Cuando uno visita Eyam, puede realizar un recorrido por la historia natural de la enfermedad. En las entradas de los diferentes edificios hay placas en las que se da cuenta de quienes fueron víctimas de la peste negra. Se da el nombre, fecha de inicio de la enfermedad, fecha de muerte y en muchos casos, el número de víctima dentro del pueblo. Se puede apreciar como la plaga se extendió primero de una casa a la de los vecinos, hasta que la epidemia se volvió incontrolable. Durante la gran plaga, Eyam perdió cerca del 75% de su población.
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